La noticia es de hace un par de años, pero yo no tenía constancia de ella hasta ahora -gracias a Meridianos- y como me parece excepcional, os la cuento por si alguien, como yo, no había oido hablar de ella.
El caso es que un obrero de la construcción chino, estaba trabajando en la construcción de un foso de 5 metros de profundidad, cuando una de las paredes se vino abajo sepultando bajo varios metros de tierra a Wang Jianxin de 52 años. El casco y un poder de concentración mental extraordinario le salvaron.
El borde del casco creó por casualidad una pequeña bolsa de aire alrededor del rostro; eso y unatécnica de meditación budista le permitió controlar, primero el pánico y, después, la respiración para que en un estado de concentración total, reducir el consumo de oxígeno al mínimo: “Yo sabía que no duraría, así que me puse a relajarme y a concentrarme en frenar mi respiración .”
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